viernes, 12 de septiembre de 2008

Habla el Rebaño: retratos y poemas para Monseñor


La semana que ha pasado ha estado dedicada a la memoria de Monseñor Cipriani. Y eso que está vivito y coleando. Debe ser porque tiene muchos amigos.

En El Otorongo Nº 132:



En la misma revista Heduardo lo recuerda así:



En Love Story (de Juan Acevedo):



Un exquisito poema de Nicolás Yerovi sobre nuestro querido Arzobispo:



Amen.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Aldo y el Opus


Aldo M. ha aclarado a todos los blogs maleteros que no pertenece al Opus Dei sino al Opus Night. ¡Qué alivio! Las malas lenguas decían que él militaba en el Opus Gay que rima mejor y no ofende a la ortografía.

Es una verdadera primicia porque Aldo apoya al proyecto cavernario del Opus, defiende a Cipriani en todas sus aventuras mundanas (incluyendo la alcahueteada a los hermanitos Tudela), insulta a los enemigos del Opus (“por razones ideológicas”), pero dice que no es parte de la Obra. Puesto en sus propias palabras, siempre adolescentes:

Por si acaso, no soy practicante, convivo, no pondría a un hijo en un colegio que no fuera laico y mixto, y apoyo abiertamente temas que no le gustan al clero (control de natalidad, divorcio, eutanasia, legalización de las drogas, matrimonio gay, fin del celibato eclesiástico, que las monjas puedan hacer misa, etc., y publico a un anticlerical convicto y confeso como La Ortiga), así que por allí no me chanten ser del Opus Dei o algo así por haber defendido a Cipriani, como por allí ya he escuchado. Soy Opus Night, en todo caso.”

Si lo que dice es cierto, Aldo es más burro de lo que parece. No se puede ser compañero de ruta de fanáticos falangistas, así se coincida con ellos en los negocios o en el odio a los rojos. Eso se llama ser tonto útil porque, para el Opus, quien vive en pecado y defiende a quienes no están en el plan de Dios (según la versión de San Bamba José María) “ya fue”. O sea, anota, “no la hace”, así viva de rodillas.


martes, 2 de septiembre de 2008

14 años después...

En un post anterior hemos colgado la famosa entrevista de Caretas del 14 de abril de 1994 en la que el entonces obispo auxiliar de Ayacucho Juan Luis Cipriani inmortalizaba la frase: “la Coordinadora de Derechos Humanos, esa cojudez”. Es decir, él nunca dijo que los derechos humanos eran una cojudez, como han recordado sus defensores Rafa Rey y Aldito Mariátegui. Tamaña calumnia, él se refería a la Coordinadora nomás.

El 18 de junio de 1995, ya convertido en Arzobispo de Ayacucho, volvió a fustigar a las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, esta vez en el diario oficial El Peruano. Hablan las imágenes.


Nótese que no sólo enfila contra las ONG que reciben y levantan denuncias por violaciones a los DDHH, sino que apoya abiertamente la inolvidable “Ley de Amnistía” de 1995, que buscaba la reconciliación nacional al estilo Fujimori-Montesinos con los valerosos muchachos del grupo Colina a la cabeza.

Bueno, ahora don Juan Luis Cipriani vuelve a la carga demostrando que es un purpurado de muy malos hábitos. El 31 de agosto bramó:

“Son demasiado importantes los derechos humanos para que los dejemos en manos de un pequeño grupo ideológico. Pero llevamos una temporada en que se ha convertido en bandera política de un grupo contra otros”

¿Pequeño grupo ideológico? ¿Una secta quizás? ¿Un cambio de rumbo?

Ahí está el detalle, como dice Martha Moyano cuando se mira en el espejo. Lo que quiere el Cardenal es fundar una nueva Coordinadora de Derechos Humanos que no sea una cojudez. Quiere una representativa de un grupo ideológico más grande. No tiene pierde la propuesta con la eficiencia de Rey, la sensibilidad social de Aldito y el amor por el prójimo de la Alcorta. O sea, una Coordinadora más moderna y menos resentida social.

Gracias pastor limense, ¡qué haríamos sin su magisterio!