lunes, 31 de mayo de 2010

Cipriani: timón cambiado


Al Cardenal le encanta explicar su relación con la Santa Sede utilizando un ejemplo corporativo: él es el representante oficial de la marca en el país al igual que lo es el gerente de la Toyota en el Perú.

Bueno, pues, el dueño de la Toyota, en este caso, el Papa Benedicto XVI, le acaba de recordar a don Juan Luis que su verdadero representante autorizado es el nuncio apostólico Bruno Musarò.

En una carta sorprendente, el nuncio Musarò se dirige al rector de la PUCP Marcial Rubio, agradeciéndole su felicitación al Papa Benedicto XVI por su quinto aniversario de reinado y transmitiéndole los saludos y la bendición papal. Para la diplomacia vaticana, el texto de la misiva equivale a una cuadrada sin atenuantes a Cipriani. El autodenominado concesionario oficial no puede impedir que un usuario formal de Toyota reciba una certificación de calidad de la casa matriz sin pasar por él.

Lo primero a destacar es que existe una comunicación de ida y vuelta entre Pando y El Vaticano sin necesidad de que intervenga el “ordinario del lugar”, es decir el arzobispo Juan Luis. ¿Alguien recuerda el alarido ciprianesco contra el rector de la PUCP reclamándole que ”no mienta” por haber declarado que tenía una buena relación con la Iglesia?

En segundo lugar, la carta del nuncio está dirigida al “Ilustrísimo rector” que no ha sido ratificado formalmente por el Vaticano. Tampoco lo fue su antecesor en el rectorado de la PUCP, el ingeniero Guzmán Barrón. ¿Por qué no hay ni hubo ratificación? Muy simple, porque el encargado protocolar de tramitar dicha formalidad es el Gran Canciller de esa Universidad (léase Juan Luis Cipriani) y este, como ha ocurrido en múltiples casos en la diócesis limense, simplemente bloquea cualquier iniciativa a favor de quienes considera sus adversarios.

En tercer lugar, y quizás el más importante, el nuncio comunica que:

El Sumo Pontífice resalta de manera especial la visión positiva, que señala en su carta, de una educación auténticamente cristiana, cuya finalidad no es otra que la del servicio eficiente y sacrificado a favor de la niñez y de la juventud, con la certeza de estar preparando “hombres nuevos” que constituyan en el futuro una sociedad mejor

Este párrafo es una bofetada a Cipriani y su camarilla de camisas negras encabezada por el histérico obispo Del Río de Arequipa en la Conferencia Episcopal Peruana. El Papa Benedicto XVI resalta la visión de educación cristiana (dice cristiana, no católica fundamentalista) y el objetivo de formar “hombres nuevos”. Si un intelectual universitario como el mismo Papa, no tiene problemas con el modelo de la PUCP, ¿por qué tendríamos que creerle a un cardenal lisuriento y poco cultivado que está convencido de que Fernán Altuve es el mejor ejemplo del “hombre nuevo”?

En cuarto lugar, Benedicto XVI imparte su Bendición Apostólica también a la comunidad universitaria de la PUCP con lo que autoriza expresamente al Rector a hacer pública la carta del nuncio quien, además, siendo el verdadero representante de la Santa Sede en el país, escribe de puño y letra antes de firmar la palabra “Cordialmente”. Que algún asesor docto (el esforzado sobón Armando Canchanya de RPP no basta) le explique al Cardenal que ello, en lenguaje diplomático (una materia desconocida para él) expresa proximidad con el destinatario, tan cercana como la suya cuando carajea de cariño a su grey (ver video).

Así son los caminos del Señor, don Juan Luis. Tan elegante que sonaba aquello de ser el representante oficial de la Toyota en el Perú y la Casa Matriz lo ha tratado como si fuera Ud. un concesionario de timón cambiado con garantía de San Jacinto.

La carta completa es la siguiente (haga click para ampliar):

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena..... Este tipejo ha tenido que guardar su lengua bajo la sotana, porque ni modo que le enmiende la plana a su jefe. Escucha oe, dejate de joder y anda arregla la Iglesia que tus curas Opus andan destrozando por el Peru. A este paso en unos años habra más hinchas del Municipal que Catolicos.
Orestes Marrero.