Hugo Chávez y Juan Luis Cipriani han seguido caminos opuestos en el uso de twitter. Chávez pasó de ser un enemigo declarado con su famoso “te metiste conmigo pajarito” a volverse un fanático twittero que tortura a los venezolanos con sus aburridos comentarios.
Cipriani, siempre peleado con el progreso, ha seguido el camino contrario. Empezó como un entusiasta del twitter, gracias a toda la inversión que hizo con Baella jr. para llevar el falangismo criollo a las redes sociales. Ahora, como es un picón, le ha declarado la guerra al twitter porque no puede impedir que la gente opine.
La rabieta del Cardenal se desató el pasado sábado 29 de mayo al finalizar su espacio de propaganda política llamado “Diálogo de fe”. Luego de atosigar a los oyentes con su falso tono de lobo feroz disfrazado de abuelita a punto de despacharse a la caperucita, monseñor Cipriani despertó a su franelero Canchanya con un sonoro: “¡te están diciendo que leas el twitter!”.
Armandito Canchanya que se hacía el loco, como si no escuchara la voz del amo, solo atinó a soltar un temeroso, “¡se nos acaba el tiempo!”. Cipriani, mientras tanto, metía la cabeza en la pantalla de la laptop para leer algo más que el último mensaje del twitter que decía “Lee el twitter pues Chanchaya”.
Casi se desmaya de furia cuando vio que debajo de esa frase había una cadena de comentarios desfavorables que lo llamaban mentiroso, lo acusaban de proteger pedófilos y de buscar solo la plata o que amenzaban con quemar la catedral de Lima. Todo esto fue visible en la página de RPP que transmitía el programa gracias al recuadro que reproducía los comentarios que llegaban vía twitter. Tan grande fue el efecto que en el siguiente programa del sábado 5 de junio ya no se mostró la lista de comentarios vía twitter.
¿Qué esperaba el Cardenal? ¿Que los oyentes le echen flores luego de lo que él dijo más temprano, con su lenguaje pío tan característico, que criticaba a los que "se encierran en su twitter y desde ahí escupen sus cochinadas"? Más bien, debería estar orgulloso de su magisterio: algunos usuarios de redes sociales en el Perú ya han aprendido a hablar como él soltando sapos y culebras, como está grabado.
¿Qué pasó con todos los esfuezos de Cipriani por implantar el evangelio facho 2.0? Tanto evento costoso para que el Cardenal termine prohibiendo que se reciban comentarios de redes sociales en su espacio de campaña. ¿Se va a quedar tranquila la piadosa familia Delgado Nachtigall, propietaria de RPP? ¿Está frito el pajarito de twitter para Cipriani? “No se lo pierdan”, diría el sátiro del ascensor.
Los interesados en salir de dudas pueden probar enviándole mensajes a Monseñor todos los sábados a través del twitter del programa: http://twitter.com/RPPDialogodeFe o vía la web de RPP en la sección “Radio en vivo”.
A ver quién gana, habla Canchanya.
Cipriani, siempre peleado con el progreso, ha seguido el camino contrario. Empezó como un entusiasta del twitter, gracias a toda la inversión que hizo con Baella jr. para llevar el falangismo criollo a las redes sociales. Ahora, como es un picón, le ha declarado la guerra al twitter porque no puede impedir que la gente opine.
La rabieta del Cardenal se desató el pasado sábado 29 de mayo al finalizar su espacio de propaganda política llamado “Diálogo de fe”. Luego de atosigar a los oyentes con su falso tono de lobo feroz disfrazado de abuelita a punto de despacharse a la caperucita, monseñor Cipriani despertó a su franelero Canchanya con un sonoro: “¡te están diciendo que leas el twitter!”.
Armandito Canchanya que se hacía el loco, como si no escuchara la voz del amo, solo atinó a soltar un temeroso, “¡se nos acaba el tiempo!”. Cipriani, mientras tanto, metía la cabeza en la pantalla de la laptop para leer algo más que el último mensaje del twitter que decía “Lee el twitter pues Chanchaya”.
Casi se desmaya de furia cuando vio que debajo de esa frase había una cadena de comentarios desfavorables que lo llamaban mentiroso, lo acusaban de proteger pedófilos y de buscar solo la plata o que amenzaban con quemar la catedral de Lima. Todo esto fue visible en la página de RPP que transmitía el programa gracias al recuadro que reproducía los comentarios que llegaban vía twitter. Tan grande fue el efecto que en el siguiente programa del sábado 5 de junio ya no se mostró la lista de comentarios vía twitter.
¿Qué esperaba el Cardenal? ¿Que los oyentes le echen flores luego de lo que él dijo más temprano, con su lenguaje pío tan característico, que criticaba a los que "se encierran en su twitter y desde ahí escupen sus cochinadas"? Más bien, debería estar orgulloso de su magisterio: algunos usuarios de redes sociales en el Perú ya han aprendido a hablar como él soltando sapos y culebras, como está grabado.
¿Qué pasó con todos los esfuezos de Cipriani por implantar el evangelio facho 2.0? Tanto evento costoso para que el Cardenal termine prohibiendo que se reciban comentarios de redes sociales en su espacio de campaña. ¿Se va a quedar tranquila la piadosa familia Delgado Nachtigall, propietaria de RPP? ¿Está frito el pajarito de twitter para Cipriani? “No se lo pierdan”, diría el sátiro del ascensor.
Los interesados en salir de dudas pueden probar enviándole mensajes a Monseñor todos los sábados a través del twitter del programa: http://twitter.com/RPPDialogodeFe o vía la web de RPP en la sección “Radio en vivo”.
A ver quién gana, habla Canchanya.
