martes, 6 de enero de 2009

Las malas notas de Cipriani


(Papa Juan Pablo II amonestando a Ernesto Cardenal, sacerdote y Ministro de Cultura del gobierno sandinista en Nicaragua, 1983)

Gracias a estos dos post del Gran Combo Club sobre el descenso de seguidores de la religión católica y el terreno ganado por los evangelistas:

La transición religiosa peruana

Algunos datos adicionales sobre la transición religiosa en el Perú

Hay algunas reflexiones que pueden hacerse sobre el tema.

Las cifras reales de caída de la religión católica pueden ser mayores que las recogidas en el censo del 2007 porque Monseñor Cipriani hizo campaña pública para que no fuera obligatorio responder a la pregunta sobre "religión" al tratarse de un ámbito de la vida privada. Por ello, es probable que esa caída de 90% a 82% pueda ser aún mayor.


La Iglesia católica ha retrocedido en otros países también y a eso ha contribuido El Vaticano en los últimos 30 años. Juan Pablo subió en 1978 y "ganó" católicos con sus viajes y excelente uso de los medios, pero no los conservó al apostar por los sectores más conservadores del clero en cada lugar visitado, especialmente en los que estaban en medio de conflictos estructurales (Perú, Nicaragua El Salvador, etc.)

En el Perú, desde los ochenta se ha venido desmantelando todo el trabajo de bases de la Iglesia y del laicado más progresista. Los obispos ultraconservadores intervinieron las parroquias de las zonas urbano marginales y del campo imponiendo una pastoral cuasi falangista obsesionada por impedir que los jóvenes sean jóvenes. El Concilio Vaticano II hablaba de paternidad responsable, mientras que los del Opus Dei retroceden a "tened los hijos que el señor os mande".

Así, a partir de las frías cifras puede decirse que Monseñor Cipriani, cumbre intelectual en asuntos teológicos y paradigma de la doctrina social de la Iglesia según sus ayayeros, está provocando una tremenda caida en la población católica peruana a pesar de toda la propaganda con la que cuenta.

Los nuevos extirpadores


A partir del anuncio de la XVII entrega del Premio Nacional de DDHH (otorgado por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos... sí, la “cojudez” a la Congregación Maryknoll, se desataron iras santas y otras no tanto en el seno de la casa de Monseñor Cipriani.

El tema de fondo, desarrollado en varios artículos periodísticos y un extenso recuento en este blog, es antiguo, pero se ha agudizado estos días por la ofensiva (de fin de año, entre panetón y pavo) de los sectores más conservadores de la Iglesia que no quieren una línea pastoral que trabaje por y para el pobre, sino a partir de sus intereses personales e ideológicos. Quieren una Iglesia colonial, medieval, ultraconservadora. Quieren impedir que verdaderas órdenes, muy distintas de la firma Opus Dei (y sus apéndices) trabajen en la zona.

La historia de la Congregación Maryknoll en el Perú se inicia en 1943, cuando llegan a Lima. En 1952 crearon en Puno el Instituto Maryknoll para el estudio del quechua y aymara, con la intención de conocer y compenetrarse con la población con la cual trabajarían. En 1957 la congregación crea la Escuela de Catequistas en Puno y el Instituto Catequístico del Cusco, frente a la necesidad de contar con personas del lugar preparadas para llevar a cabo una pastoral moderna e inclusiva. Ese mismo año, 1957, el Vaticano le ofrece a la Congregación Maryknoll la Prelatura de Juli.

La historia de la Prelatura de Juli es extensa, pero vale la pena mencionar la creación de las escuelas radiofónicas, los Institutos de Educación Rural (IER), y las Vicarías de la Solidaridad, que entre otros logros, permitieron derrotar la violencia terrorista de Sendero Luminoso, desde el campo de la legalidad y de la defensa de la vida. Justamente sobre este tema, el diario Perú21 ha publicado una entrevista a la abogada Luz Herquinio, donde se ve el enorme trabajo que ha realizado la Congregación. Toda esta contribución quiere ser borrada ahora por una “pastoral” paternalista que quiere una Iglesia limitada a los rezos y las alabanzas.

Qué facil fue para José María Ortega (actual obispo prelado de Juli, miembro de la Sociedad de Santa Cruz, asociada al Opus Dei) llegar en el 2006, cuando todo el trabajo duro ya estaba hecho, y empezar a hostigar a los Maryknoll que no compartían su visión franquista del catolicismo hasta declararlos innecesarios en Juli a partir del 2009. Más grave aún, se formularon cargos injustificados sobre pequeñas sumas de dinero supuestamente faltantes, sin considerar que estas ya habían sido cubiertas y, sobre todo, que la enorme infraestructura construida y costeada por los Maryknoll a lo largo de los años quedaba ahora gratuitamente en manos del obispo Ortega.

Eso se llama mezquindad y falsedad así digan lo contrario sus medios de prensa y a sus acólitos. La carta que sigue trata, más bien, de solidaridad y veracidad:


Si quieren saber más sobre el tema, les recomendamos que revisen:

Causa Justa. Los Maryknoll, echados de Juli (Ronald Gamarra, La República)

Premio DDHH Maryknoll (CRP)

LOS LIOS EN LA IGLESIA CATOLICA (Desde el tercer piso)

Martini pide la reforma de la Iglesia (El País)

Coordinadora Nacional de DDHH premia a la congregación Maryknoll (Radio Evangelización)

Solidaridad con sacerdotes de Maryknoll despedidos por el Obispo de Puno (Radio Evangelización)