jueves, 16 de julio de 2009

El cardenal del folclore


A Cipriani le molesta mucho que los medios lo llamen Cipriani a secas en lugar de Cardenal, Su Excelencia, Monseñor o Juan Luis Cardenal Cipriani como manda el protocolo romano. No le falta razón, debe ser horrible llamarse como él.

En realidad, es paradójico que bajo el reinado de uno de los Papas más académicos e intelectuales de la historia reciente, la sede limense esté en manos de un arzobispo tan poco cultivado. Sabido es que al Opus lo que le sobra en plata, le falta en intelecto; pero lo de Cipriani es vergonzoso hasta para los estándares de la Obra.

Resulta intolerable que apenas concluido el año paulino y puesta en circulación la encíclica Caritas en veritate de Benedicto XVI, el “fascista Cipriani” (César Hildebrandt dixit) omita una discusión a fondo sobre lo que la Carta plantea en torno a la crisis actual del capitalismo desde una perspectiva católica.

Puede criticarse al Papa teutón por varias opiniones suyas que abandonan los avances de Vaticano II o por su incursión desinformada en temas mundanos (alguien debería explicarle para que sirve un condón, por ejemplo). Sin embargo, nadie puede negarle el esfuerzo por corregir sin aspavientos los excesos ideológicos de su antecesor y dotar a los católicos de un documento pastoral con el cual batallar en la crítica hora actual.

Bueno, ¿qué hace con el magisterio benedictino el pedestre purpurado del Opus que está convirtiendo a una de las más grandes capitales católicas de América en un bastión evangélico? La respuesta es simple: Nada. Prefiere lanzar disparates desde su cabina de la muy sospechosa RPP sabatina en lugar de trabajar porque se difunda el mensaje del Vaticano. El Papa pide a los católicos que luchen por una globalización más justa en el siglo XXI mientras el arzobispo de Lima se empeña en retroceder a la Edad Media.

Por fortuna Roma no perdona el escándalo y envía señales claras que solo la vanidad puede ignorar. La trayectoria del actual nuncio vaticano en el Perú está en las antípodas del Opus en temas como los derechos humanos. Las invitaciones a Italia coinciden con celebraciones que Cipriani se pierde en Lima, como la del Día del Santo Padre. Los encargos cardenalicios superan sus escasa competencias profesionales, como el Comité de Finanzas. El Papa Ratzinger se reúne cordialmente con Barack Obama a pesar de las diferencias entre ambos y la gran campaña en contra del presidente demócrata que realizaron los pares de Cipriani en Estados Unidos.

A buen entendedor...